Hace algunos 12 años vengo trabajando con diferentes grupos de personas, investigando y deconstruyendo inteligencias vinculares, desde entonces he propuesto dejar atrás el romanticismo mágico y abrirnos a un nuevo tipo de relación: los amores compañeros y amores realistas y aterrizados. Sin embargo, esa utopía aún parece lejana. Para que podamos amarnos en libertad e igualdad, debemos transformar profundamente nuestras relaciones, y las mujeres todavía no somos completamente libres ni iguales.
Para materializar los amores compañeros, necesitamos sustituir la competitividad por la cooperación, y el individualismo por relaciones de apoyo mutuo. Debemos acabar con la guerra contra las mujeres, derribar el patriarcado y transformar las masculinidades. Solo así podremos construir relaciones basadas en la empatía, solidaridad, cuidados y compañerismo.
A pesar de que ya estamos en pleno proceso de la revolución amorosa, la realidad es que este cambio, en su mayoría, lo estamos llevando a cabo solas. Los hombres aún no se han sumado plenamente a este proceso. Para lograr relaciones igualitarias, necesitamos no solo un cambio personal, sino un cambio político. Y eso incluye cambiar la forma en que nos relacionamos en la cama, en el hogar y en nuestra pareja.
El Amor como Autodefensa Emocional
No podemos ir "desnudas al amor" mientras los hombres continúan "armados hasta los dientes". En este contexto, necesitamos un nuevo contrato de relación que se base en los cuidados y el compañerismo, no solo con nuestras parejas, sino también con nosotras mismas. La primera norma del autocuidado es romper con aquellas relaciones que nos dañan y respetar los pactos que hacemos con nosotras mismas. Traicionarnos es demasiado doloroso.
El amor de pareja es una construcción viva, que se transforma constantemente y requiere cuidados continuos. Aunque aún es un dispositivo de control sobre las mujeres, también es un espacio de potencial revolucionario. Es importante reconocer que el amor romántico no es la única forma de amar. Existen muchas maneras de relacionarse y amarse, y es fundamental liberarlo de su carga patriarcal y sexista.
Transformar el Amor Romántico
Para ser libres en el amor, podemos elegir renunciar a él, pero también tenemos la opción de transformarlo y liberarlo de su estructura sexista. Para ello, debemos cambiar nuestras formas de relacionarnos y reestructurar nuestra organización social, política y económica. Si lo personal es político, lo romántico también lo es.
Las mujeres estamos haciendo un trabajo poderoso al desenmascarar la estafa romántica y comprender cómo nos afecta. Nos estamos apoderando de nuestras emociones, de nuestro amor y de nuestras vidas, y ya no queremos vivir el amor como una prisión. Nuestros cambios personales cuestionan la hegemonía heterosexual y el sistema patriarcal. Estamos mezclando nuestras vivencias con conocimientos teóricos, asistiendo a talleres, leyendo, escuchándonos entre nosotras y creando redes de apoyo.
¿Y los Hombres?
¿Pueden los hombres hacer lo mismo? Sí, pueden. Pero, de momento, la mayoría no lo necesita. Aunque algunos comienzan a cuestionar su rol en la estructura patriarcal, son pocos los que están dispuestos a renunciar a sus privilegios y a iniciar un proceso de transformación.
Este artículo es una invitación para que los hombres se cuestionen sus roles, utilicen su poder de manera responsable y creen herramientas para construir contratos amorosos más justos y solidarios. Pero esto depende de su capacidad de desobedecer al patriarcado y practicar la autocrítica amorosa.
El Contrato Amoroso
Este nuevo contrato amoroso requiere que las mujeres adquiramos conciencia de nuestro poder para negociar y que los hombres renuncien a los privilegios que han sostenido hasta ahora. Para disfrutar de una relación sana, necesitamos construir pactos que nos permitan cuidarnos mutuamente mientras dure la relación. Esto implica una gran dosis de honestidad, valentía, empatía, generosidad, ternura, comunicación y paciencia infinita.
Ya no somos esas mujeres complacientes que ceden en todo. Ahora buscamos relaciones de igual a igual, donde ambos seamos responsables de nuestro bienestar y del cuidado mutuo. La ética amorosa debe basarse en la equidad, el cuidado y el respeto.
El Camino hacia el Amor Consciente
La transformación del amor no es sólo personal, es un proceso colectivo. Cuando comprendemos que sí podemos hacer cambios, incluso en medio del enamoramiento, abrimos la puerta a una vida amorosa más plena y libre de sufrimiento. Este es el momento de construir relaciones adultas, con contratos éticos que inviten al crecimiento mutuo.
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