¿Por qué se separan las parejas?
Conflictos en la sexualidad, dinero y familias de origen... ¿te suenan familiares?
Las relaciones de pareja en el mundo actual enfrentan desafíos que, aunque universales, parecen tomar nuevas formas en el contexto de un mundo en constante cambio. Las dinámicas de pareja ya no están sujetas exclusivamente a expectativas tradicionales; hoy en día, surgen de una compleja mezcla de valores individuales, cambios culturales y circunstancias económicas. La modernidad ha traído consigo nuevas maneras de entender y vivir el amor, lo cual ha dado pie a la expansión de temas que influyen en la estabilidad y permanencia de las relaciones. Sin embargo, algunos factores fundamentales siguen siendo constantes y representan las principales causas de conflicto y, en muchos casos, de ruptura.
Entre las razones más comunes por las que las parejas deciden separarse, existen tres temas recurrentes que atraviesan culturas y contextos: los conflictos en torno a la sexualidad, las diferencias y tensiones en la relación con el dinero y, por último, las lealtades y los conflictos con las familias de origen. Estos aspectos, aunque diversos, tienen algo en común: requieren una comunicación abierta y, en muchos casos, un replanteamiento de los valores y expectativas que cada miembro de la pareja trae consigo. La falta de atención a estos temas suele derivar en resentimientos acumulados, falta de conexión y, eventualmente, en una separación.
A lo largo de este artículo, exploraremos cómo estos tres factores impactan profundamente en las relaciones, recurriendo a teorías psicológicas y aportes de expertos en pareja y dinámica familiar. También ofreceremos algunas estrategias para abordar estas áreas de manera constructiva, ayudando a las parejas del mundo actual a superar obstáculos comunes y construir vínculos más conscientes, saludables y duraderos.
1. Conflictos de Sexualidad
La sexualidad es uno de los pilares más complejos y, a la vez, fundamentales en la vida de pareja. No solo implica el placer físico, sino que es una forma de comunicación íntima que puede conectar o distanciar a los miembros de la relación. La terapeuta y autora Esther Perel, en su libro Mating in Captivity, describe cómo las expectativas y las rutinas afectan el deseo y la intimidad en las relaciones de largo plazo. Según Perel, la rutina y la familiaridad son dos factores que, aunque brindan seguridad en la relación, pueden apagar el deseo y limitar la expresión de la sexualidad.
El enfoque de John Gottman, pionero en estudios sobre la comunicación en pareja, sugiere que los conflictos sexuales que se dejan sin resolver se convierten en problemas crónicos. Estos conflictos, cuando no se abordan, llevan a la distancia emocional y a la frustración, afectando la conexión emocional y la satisfacción en la relación. La falta de deseo, la incompatibilidad sexual y la ausencia de comunicación abierta sobre las preferencias sexuales son algunas de las causas que suelen generar tensiones en este ámbito.
Qué hacer:
Comunicación abierta y respetuosa: Abordar la sexualidad requiere que ambos se sientan seguros para expresar sus deseos y necesidades. La Comunicación No Violenta, desarrollada por Marshall Rosenberg, es una herramienta valiosa que ayuda a expresar necesidades y deseos sin juzgar ni culpar.
Reavivar la conexión emocional: Según Gottman, la satisfacción sexual está estrechamente vinculada a la conexión emocional. La intimidad emocional fortalece el deseo, por lo que es esencial dedicar tiempo a la relación a través de actividades compartidas, citas y momentos de conexión que renueven el vínculo.
Aceptar y respetar diferencias: La sexualidad es diversa y cambiante. Aceptar que las necesidades y preferencias sexuales de cada uno pueden variar a lo largo del tiempo fomenta un ambiente de apertura y comprensión, lo cual facilita el ajuste de expectativas mutuas.
2. Relación con el Dinero
El dinero representa una de las causas de conflicto más universales en las relaciones de pareja. Un estudio de la Asociación Americana de Psicología (APA) muestra que los problemas financieros son una de las principales causas de estrés en el 31% de las parejas. Este tema es particularmente complejo porque la relación con el dinero suele estar enraizada en experiencias y creencias familiares, lo que puede generar conflictos cuando ambos miembros tienen perspectivas diferentes sobre cómo gastar, ahorrar o invertir.
Las teorías de la psicología financiera sugieren que las parejas deberían crear una visión compartida respecto a sus metas y prioridades financieras. Esto implica hablar sobre cómo ven el dinero y cómo desean administrarlo en el futuro. El enfoque de cada miembro de la pareja suele estar condicionado por experiencias familiares, lo que puede resultar en choques de valores y expectativas.
Qué hacer:
Establecer una visión financiera compartida: Trabajar en conjunto para definir metas financieras compartidas ayuda a reducir conflictos y crear una mayor sensación de equipo. Conversar sobre cómo perciben el dinero y cómo desean administrarlo les ayuda a alinear sus expectativas.
Planificar un presupuesto común: Un presupuesto estructurado permite a ambos tener claridad sobre los gastos, ahorros y prioridades financieras, lo que ayuda a reducir la ansiedad y evita sorpresas desagradables.
Aceptar y respetar diferencias sin juzgar: Las diferencias en cuanto a las actitudes frente al dinero son comunes y, muchas veces, enriquecedoras. Reconocer y respetar estas diferencias facilita un diálogo abierto y constructivo, en lugar de convertirlas en motivo de conflicto.
3. Lealtades y Conflictos con las Familias de Origen
La relación con la familia de origen es otra de las causas de conflicto en las parejas. La teoría sistémica familiar, desarrollada por Murray Bowen, propone que cada individuo está enraizado en una red de relaciones familiares que influyen en su comportamiento y decisiones. Las lealtades hacia los padres y familiares pueden, sin darnos cuenta, crear tensiones en la relación de pareja, especialmente cuando las expectativas familiares no coinciden con las de la relación.
El enfoque sistémico sugiere que establecer límites claros con la familia de origen es una herramienta crucial para proteger la relación. Además, reconocer y trabajar en las lealtades familiares puede ayudar a cada miembro a comprender cómo estas afectan su vida y su relación actual. Cuando las parejas no establecen límites claros, las familias de origen pueden ejercer una influencia que termina generando conflictos y resentimientos.
Qué hacer:
Definir límites con la familia de origen: Es importante que ambos miembros de la pareja acuerden qué temas y decisiones serán exclusivamente suyos, manteniendo así el equilibrio y la autonomía en la relación.
Identificar y trabajar las lealtades familiares: A través de la reflexión y el diálogo, es posible comprender cómo la relación con la familia de origen influye en las dinámicas de pareja. Esto permite identificar patrones que podrían interferir en la relación actual.
Construir una identidad de pareja independiente: Para que una relación prospere, es esencial que ambos miembros construyan una identidad propia, en la que se prioricen mutuamente por encima de las expectativas familiares. Esto no significa un distanciamiento, sino un equilibrio saludable entre la vida de pareja y la vida familiar.
Construyendo Relaciones Conscientes y Duraderas
Las relaciones de pareja en el mundo actual están en constante evolución y se enfrentan a desafíos complejos. Los conflictos en torno a la sexualidad, la relación con el dinero y las lealtades familiares son comunes en todo el mundo, pero también son áreas en las que las parejas pueden crecer y fortalecer su vínculo. Estos problemas, aunque difíciles, representan oportunidades para que cada miembro de la pareja trabaje en su autoconocimiento, mejore sus habilidades de comunicación y fortalezca su compromiso con la relación.
Construir una relación consciente y duradera no significa evitar los conflictos, sino aprender a gestionarlos de manera constructiva. Una relación saludable es aquella en la que ambos miembros están dispuestos a hacer ajustes y crecer juntos, en lugar de recurrir al resentimiento o la evasión. En última instancia, el éxito de una relación de pareja depende de la disposición para afrontar estos temas con empatía, apertura y compromiso mutuo.