En la era del amor moderno, la infidelidad sigue siendo uno de los temas más controvertidos y difíciles de manejar en las relaciones de pareja. La infidelidad desafía nuestras creencias sobre el compromiso, la lealtad y el amor.
En su influyente libro The State of Affairs: Rethinking Infidelity, la terapeuta Esther Perel nos invita a repensar cómo entendemos las infidelidades en el contexto de las relaciones contemporáneas. Este artículo se basa en sus ideas y nos ofrece una visión más amplia y compasiva sobre lo que realmente significa la infidelidad y cómo ésta se relaciona con el amor moderno.
Infidelidad: ¿Un Asunto de Moralidad o de Complejidad?
La visión tradicional de la infidelidad la clasifica como una traición absoluta, una señal de ruptura que, para muchas personas, es imposible de perdonar. Sin embargo, Esther Perel desafía esta concepción y nos invita a reflexionar sobre las infidelidades desde una perspectiva menos moralista y más humanista. En lugar de verlas simplemente como actos de traición o fracaso moral, Perel sugiere que las infidelidades pueden ser, en muchos casos, síntomas de deseos no resueltos, carencias emocionales y necesidades psicológicas no satisfechas.
Perel plantea que, en el amor moderno, la infidelidad puede no estar impulsada tanto por el deseo de destruir una relación como por el anhelo de algo más, algo que la relación principal no está ofreciendo. En una cultura que exige a las parejas cumplir roles múltiples —como amantes, amigos, confidentes, compañeros de aventura y padres—, no es sorprendente que algunas personas busquen en otra parte lo que sienten que falta en su relación.
El Doble Mandato del Amor Moderno
Uno de los puntos más interesantes que explora Perel en The State of Affairs es la contradicción inherente en las expectativas del amor moderno. Esperamos que nuestras parejas sean todo para nosotros: nuestra mayor fuente de placer, estabilidad, apoyo emocional, amistad y aventura. Este nivel de expectativa y perfección, señala Perel, es históricamente reciente y puede ser una de las razones por las que las personas buscan conexiones fuera de sus relaciones monógamas.
Históricamente, el matrimonio no siempre fue visto como un espacio para la satisfacción emocional completa. El matrimonio fue, y en algunos contextos aún lo es, un acuerdo económico y social, donde el amor romántico no siempre era el protagonista. Sin embargo, hoy en día el amor es visto como el eje central de nuestras relaciones y la monogamia como un pilar incuestionable de la relación de pareja. Esta expectativa genera una tensión interna: por un lado, deseamos estabilidad y seguridad, y por otro, buscamos libertad, deseo y novedad.
La Infidelidad como una Crisis y una Oportunidad
La infidelidad, según Perel, tiene el potencial de ser una crisis devastadora, pero también una oportunidad de crecimiento y autodescubrimiento, tanto para el individuo como para la relación. La infidelidad no siempre significa el fin de una relación. De hecho, puede ser el catalizador para conversaciones difíciles que han sido evitadas durante años. A menudo, es un reflejo de las dinámicas no resueltas dentro de la relación.
Por otro lado, la infidelidad también nos enfrenta a nosotros mismos. Perel observa que las personas que tienen aventuras a menudo no solo buscan otra persona, sino otra versión de sí mismas. La infidelidad puede ser una forma de escapar de las limitaciones de la relación o de la monotonía cotidiana. En muchos casos, la persona infiel no está necesariamente insatisfecha con su pareja, sino que está buscando una parte de sí misma que siente que ha perdido o no ha podido explorar.
La Nueva Monogamia
Esther Perel también habla de la necesidad de reconfigurar nuestras expectativas de la monogamia en el siglo XXI. ¿Es realista esperar que una pareja nos sea completamente fiel durante toda la vida? En la actualidad, muchas parejas están explorando modelos de relación más flexibles, que incluyen la monogamia negociada, relaciones abiertas o poliamorosas. Estas formas alternativas de relacionarse reconocen la complejidad del deseo humano y permiten a las parejas definir sus propios límites y compromisos.
No obstante, Perel advierte que, incluso en estas relaciones, la infidelidad puede ocurrir, ya que la traición no solo tiene que ver con el acto sexual, sino con la ruptura de la confianza, el secreto y la falta de comunicación. La clave en cualquier tipo de relación, monógama o no, es la transparencia y el diálogo honesto sobre las expectativas y necesidades de cada persona.
La Infidelidad en la Era Digital
Un aspecto crucial del amor moderno que Perel analiza en su libro es cómo la tecnología ha transformado la infidelidad. En la era digital, las fronteras de lo que constituye una infidelidad se han vuelto borrosas. ¿Es infidelidad tener conversaciones íntimas con alguien a través de las redes sociales? ¿Y qué pasa con intercambiar mensajes de texto provocativos o visitar sitios de citas en línea? Estas nuevas formas de conectarse y desconectarse desafían nuestras definiciones tradicionales de la traición y la lealtad.
La tecnología, señala Perel, también ha intensificado nuestras expectativas de exclusividad y lealtad. Hoy en día, podemos monitorear a nuestras parejas a través de sus actividades en redes sociales, y la constante visibilidad de otras personas y oportunidades puede aumentar nuestra insatisfacción y nuestro deseo de más.
La Infidelidad: Una Oportunidad para la Transformación
En resumen, la infidelidad es un tema complejo que revela mucho sobre la naturaleza del amor moderno. En The State of Affairs, Esther Perel no solo nos invita a repensar la infidelidad, sino también a cuestionar las expectativas poco realistas que tenemos sobre el amor, la monogamia y el compromiso. La infidelidad no es solo un fracaso moral o personal, sino un fenómeno multifacético que tiene sus raíces en las complejidades del deseo humano y las necesidades emocionales insatisfechas.
Más allá de la condena o la moralización, Perel nos muestra que la infidelidad puede ser una oportunidad para reflexionar sobre nuestras relaciones, nuestras necesidades y nuestra propia identidad. Puede ser el comienzo de un proceso de sanación, crecimiento y transformación, tanto para la persona que fue infiel como para quien sufrió la traición.
La clave está en la comunicación honesta, el autoconocimiento y la capacidad de repensar lo que realmente queremos de nuestras relaciones. Así, en lugar de ver la infidelidad como el fin del amor, podríamos comenzar a verla como una oportunidad para una conversación más profunda y transformadora sobre lo que significa amar y ser amado en el mundo moderno.