Prosperidad significa tener suficiente dinero (lo cual es una medida, una cantidad, un estilo de vida diferente para cada persona) y resulta de saber en qué actividad estamos conectadas con nuestra propia fuente de creatividad y con la Fuente Universal, para así dar lo mejor de nosotras, disfrutándolo y haciendo algo bueno y útil para la vida.
La vivencia práctica de nuestra creatividad y de nuestra espiritualidad nos ayuda a relacionar nuestra profesión con nuestra vocación, o misión en la vida, y a mejorar la calidad de esta última, así como de nuestro bienestar físico y emocional. Todo lo anterior, después de haber mirado hacia el pasado, para descubrir los obstáculos, conscientes e inconscientes, sortearlos, y vivir nuestra vida construyendo así el gozo, la prosperidad y la plenitud.
LA CONCIENCIA DE PROSPERIDAD Y SUS CUATRO NIVELES
Hay quienes confunden la prosperidad con la riqueza, como lo meramente material, aludiendo así a un pensamiento reduccionista, es decir, reduciendo la prosperidad exclusivamente al dinero. Sin embargo, es fácil demostrar que no toda persona rica es próspera.
Cuando en los grupos de constelaciones hacemos el ejercicio de pensar, con un criterio de realidad, sobre la cantidad de dinero con la cual las personas se sienten “ricas”, cada quien anota una cantidad diferente de dinero, porque cada persona tiene diversos criterios al definir su propia riqueza.
En la conciencia de prosperidad, la riqueza ciertamente es parte de la prosperidad, pero no es el único criterio. Para ser realmente prósperos necesitamos transformar nuestras ideas en torno a la abundancia, tomando conciencia de que existen cuatro niveles en la prosperidad.
1. El nivel de lo tangible (mi cuerpo). Sin un cuerpo saludable, es difícil emprender las acciones necesarias para alcanzar nuestras metas. Es importante cuidar la salud: comer sanamente, dormir bien y hacer ejercicio, realizar alguna práctica de meditación y aprender constantemente algo nuevo.
Cuando mantenemos activo el cuerpo, también mantenemos activo el cerebro, el cual asimismo necesita ejercicio constante para conservar su plasticidad y su capacidad de aprendizaje, de reflexión y de apertura a nuevas ideas.
Es decir, primero hay que cuidar la salud y luego abrirnos a la infinidad de oportunidades que existen en el universo y que están esperando que las veamos y las aprovechemos.
2. El nivel emocional y de los vínculos. Se trata de tu relación con vos misma. Para tener una buena autoestima, es necesario soltar las creencias y los juicios negativos acerca de una misma. La desaprobación personal generalmente pesa más que la aprobación de las otras personas.
Para poder recibir la prosperidad debemos afirmar: “Aquí estoy”, diciendo sí al pasado, al presente y al futuro. Esto significa aceptarte y aceptar tu vida y tu destino, sabiendo que no eres perfecta, pero que la conciencia te acompaña en tu constante proceso de crecimiento y maduración hacia la plenitud.
Si querés tener éxito en la vida, primero debes reconocer tus capacidades, tus habilidades, tus valores, tus dones, tus talentos y tu experiencia. De esa manera los podrás ver también en las demás personas.
3. El nivel mental. Aquí no me refiero sólo al raciocinio o a la inteligencia, sino a la capacidad de soñar, de ser creativas. En el tarot inglés aparece la figura del Mago con una mano señalando al cielo y con la otra a la tierra. Esto significa: “Me conecto con el universo a través de mis sueños y de mi creatividad, y los manifiesto en la tierra”. Primero tenemos sueños; manifestarlos es el siguiente paso.
Es decir, necesitamos salir de nuestra forma de pensar acostumbrada, automática y limitada, y abrirnos constantemente a nuevas ideas y crear nuevas realidades, un nuevo presente, un futuro diferente. Un futuro en el cual cabe la idea de tu prosperidad y de tu plenitud. Aquí hablamos de la MANIFESTACIÓN de tus deseos a través de tu hacer y de tu ser.
4. El nivel espiritual. Tu conexión con algo más grande que tú es tu espiritualidad. Puede ser la fe en Dios, en el cosmos, en cualquier otro ser superior, en el universo, en la naturaleza o en lo que tú quieras. Necesitamos esa conexión con algo más grande porque nos inspira agradecimiento y humildad cuando recibimos algo, en particular, cuando recibimos la prosperidad.
Humildad y gratitud también son los mejores “antídotos” contra el miedo o la envidia al abrirnos a la riqueza. Podríamos decir que en este nivel ocurre nuestra conexión con algo más grande que nosotras: lo divino que tenemos dentro.
Para ser prósperas hay que soltar la creencia de que la prosperidad se mide sólo con el dinero…